A nadie escapa ya (diría que ni siquiera a quienes deciden negarlo) que el calentamiento global es un problema de primer orden. Según las Naciones Unidas, tenemos menos de una década para poner coto a la catástrofe que supondría que la temperatura suba más de un grado y medio. Por eso he tomado varias medidas que están a mi alcance para reducir la contribución a ese calentamiento.

LLEVAR UNA ALIMENTACIÓN VEGANA

Se calcula que la ganadería produce el 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Una cifra que supera por poco a la de la industria del transporte. Así que, por compromiso ético y medioambiental, desde el año 2004 mi alimentación se basa en alimentos vegetales. Porque el impacto de una dieta vegana en el medioambiente es, en general, bastante menor:

- De toda la producción mundial de alimentos, los de origen animal generan entre el 56 % y el 58 % de los gases de efecto invernadero.

- La producción de alimentos de origen animal ocupa el 83 % del terreno agrícola mundial y solo cubre el 18 % de las calorías y el 37 % de las proteínas que se consumen.

- Producir un kilo de carne puede requerir hasta 15 000 litros de agua, mientras que otras fuentes de proteína requieren muchísimo menos.

fuente: bbc.com

Aquí te dejo (en inglés) una calculadora del impacto que tienen distintos tipos de alimentos en el medioambiente tanto en emisiones de gases de efecto invernadero como en litros de agua que se gastan en producirlos. Gracias a la BBC.

ENERGÍA SOLAR

Para generar el menor impacto posible, mi lugar de trabajo y vivienda habitual cuenta con una instalación fotovoltaica que, además de generar electricidad durante el día para consumo propio, también vuelca electricidad en la red (la llamada modalidad de autoconsumo con excedentes).

Así comparto electricidad con el mundo y contribuyo, dentro de mis posibilidades, a que no se genere energía a partir de combustibles fósiles.

Kilos de CO2 evitados gracias a la instalación solar (a 30/01/2022): 3215. Fuente: aplicación Mysolaredge.

 

TELÉFONO MÓVIL ÉTICO

El Fairphone es un teléfono móvil con el que se que busca reducir al mínimo el impacto que tiene producirlo para las personas y el planeta. Para fabricarlo se utilizan materiales extraídos de minas sin conflicto, se vigila que la mano de obra tenga unas condiciones de trabajo justas y se apuesta por el diseño duradero (lo que es de agradecer, porque los españoles en general no llegamos a aguantar más de dos años y medio con el mismo móvil, según datos de 2018). Fairphone es, en definitiva, un móvil pionero en ética y sostenibilidad en el mercado.

La empresa lanzó el primer móvil ético en 2013 y aproveché para apoyar su causa en 2014.

En 2018 me pasé al Fairphone 2 aprovechando el programa de reciclaje que la empresa había puesto en marcha.

Con estas medidas, pongo mi granito de arena para reducir mi huella ecológica y conseguir que nuestro planeta, el único que tenemos, siga siendo habitable para futuras generaciones.